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Real Alcázar

Real Alcázar
14 marzo, 2018

¡Queridos viajeros! Es un placer saludaros de nuevo.

Esta semana comenzamos con la primera de una serie de publicaciones que tratarán de acercarnos un poco más a la historia del Real Alcázar, sin duda una de las joyas de la ciudad, uno de los mayores centros de poder dinástico de la Historia de España, aún hoy en activo, en el que más de mil años de arte y arquitectura hacen de él un lugar ineludible durante vuestra visita a Sevilla.

Antes de comenzar, os recomendamos uniros a nuestra ruta Sevilla: Un Museo en Movimiento, en la que podréis conocer mucho más sobre este fantástico lugar. Igualmente aprovechamos la ocasión para informaros de que próximamente también con Sevilla Now! Podréis disfrutar de visitas guiadas en el interior del monumento, ¡¡no os lo perdáis!!

Ligado a las épocas de mayor esplendor de la ciudad de Sevilla, el Real Alcázar tiene su origen en una fortaleza destinada a proteger a los reyes musulmanes. Tras la conquista cristiana, el recinto conservó su condición de centro de poder como palacio real de las distintas dinastías.

Un edificio que ha albergado a personajes y hechos claves de la historia de la ciudad, mil años de arte e historia que se superponen en una fortaleza que fue diseñada para proteger un enclave estratégico.

Rememorando un poco la publicación de la pasada semana recordamos que, desde su fundación, la evolución de Sevilla ha estado ligada al Guadalquivir. Su supremacía política y demográfica en muchos períodos de la Historia se debió en gran parte a su situación en el último punto navegable del río para embarcaciones de cierto calado. Así, la Sevilla de los Íberos, llamada Ispal, que conoció la floreciente civilización de Tartessos alrededor del 700 a.C., se convirtió en la Híspalis de los romanos en el 200 a.C. –dos grandes emperadores, Trajano y Adriano, nacieron en la vecina Itálica- y más tarde en la Isbiliya musulmana, a raíz de la invasión árabe de la península ibérica en el año 711 d.C. En el siglo XI, el destino de la ciudad quedó unido para siempre al del Real Alcázar, una fortaleza diseñada para proteger la plaza a orillas del Guadalquivir y albergar la residencia del rey o gobernador musulmán y las dependencias de la Administración estatal. Desde entonces, Sevilla y su palacio real evolucionaron al unísono, sensibles a la intervención de cada uno de los monarcas que vivieron en el interior de sus muros y que en muchos casos supieron admirar lo construido por sus antecesores. Es gracias a esa admiración por lo que aún hoy se puede disfrutar de una compleja edificación que reúne vestigios de todas las épocas, desde el Califato de Córdoba hasta nuestros días, y cuyos muros han sido testigos de grandes hechos históricos.

El Alcázar musulmán

Tras la descomposición del califato de Córdoba, Sevilla se consolidó como el centro de poder de al-Ándalus. Para albergar a la corte real, en el siglo XI se edificó el Alcázar Bendito, un gran palacio que sería ampliado posteriormente por los almohades.

De Córdoba a Sevilla

En 929, el emir Abd al-Rahmán III se proclamó califa y Córdoba pasó a ser la capital de al-Ándalus –así se denominaba al territorio de la Península Ibérica bajo dominio

musulmán–. Durante esta época, Sevilla, dotada de una fortaleza que posiblemente se asentaba en el actual emplazamiento del Alcázar, ocupó una posición gregaria. Sin embargo, a partir del siglo XI, con la abolición del Califato de Córdoba, la relación entre ambas ciudades se invirtió y Sevilla se convirtió en la urbe de referencia.

Cuando nos encontramos, por ejemplo, en la Plaza del Triunfo, podemos observar las imponentes murallas del Alcázar, este complejo sistema defensivo es reflejo de la inestabilidad de la época, ejemplo del temor de los gobernantes tanto a los ataques enemigos, como a los levantamientos de la propia población.

Durante el periodo de taifas, el Alcázar mantuvo sus funciones, ejerciendo como residencia de aquellos que gobernaban la ciudad. Podemos destacar de estos momentos a un personaje que dejó para siempre su huella en la ciudad, Al-Mutamid, rey guerrero pero también un gran aficionado a la poesía, quien llevó a la taifa de Sevilla a dominar buena parte de al-Ándalus e inició un período de esplendor cultural. No os perdáis en nuestra ruta Sevilla: Un Museo en Movimiento la leyenda que lo vincula con la gran cantidad de naranjos que existen hoy en día en la ciudad.

Los almohades

El Alcázar Bendito comenzó a construirse a lo largo del siglo XI, por iniciativa de la dinastía abadí. En los siglos XII y XIII, los almohades –responsables de algunos de los edificios más emblemáticos de Sevilla, como la Giralda y las torres del Oro y de la Plata- realizaron grandes obras en el palacio, cuyas murallas ampliaron prácticamente hasta sus límites actuales. Son de esa época la qubba del jardín (hoy cenador de Carlos V), el patio del Yeso y el antiguo patio del Crucero. El patio del Yeso es, en nuestra opinión, un lugar con un encanto especial dentro del enorme complejo palaciego y sus múltiples salones y recintos. Construido a finales del siglo XII, es el principal vestigio del Alcázar almohade, cuya estancia más admirada era el salón del Trono, utilizado por el rey para sus audiencias.

Es sin duda este periodo almohade uno de los más destacados de la historia de la ciudad, la cual vivió una etapa de protagonismo y desarrollo que no volvería a repetirse hasta el siglo XVI. Todavía hoy en día, paseando por las calles del centro, si permanecemos atentos, podremos observar constantemente vestigios de aquella majestuosa Sevilla almohade.

No os perdáis las próximas publicaciones en las que ampliaremos la información sobre el Real Alcázar, esto ha sido tan sólo un pequeño avance. Hablaremos más concretamente sobre su arquitectura y sus técnicas de construcción, también del Alcázar gótico, renacentista, mudéjar, romántico etc.

Viajeros, no lo penséis más… ¡¡os esperamos en Sevilla!!

 

José Naranjo Río-Miranda

Historiador y guía turístico de Sevilla Now!

 

Fuente:

Real Alcázar de Sevilla. Más de mil años de arte y arquitectura. Edición visual. Serie arquitectura. Ed. Dos de Arte Ediciones S.L. Barcelona, España. 2016.

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